miércoles, 10 de abril de 2013

Escribir sobre ti, para ti, me resulta tan complicado…

Te escribo ahora porque te he perdido, porque cuando te tuve la valentía se me escapó por los dedos, y los pájaros que anidaron en mi cabeza y las mariposas de mi estómago no me permitieron hacerlo.

Te escribo porque te necesito, lo confieso -no te asustes- simplemente te quiero- ahora ya puedes hacerlo, asústate- porque hablar de amor no es una banalidad, como tampoco lo es hablar de ti, de nosotras, de lo que somos (o lo que fuimos).

¿En qué caricia nunca dada llegamos a este punto? ¿En qué kilómetro empezó realmente la distancia entre tú y yo? Explícame, porqué después de todo lo que fuimos temo encontrarte por la calle por miedo a que no me salgan las palabras, por miedo a que los dos besos se conviertan en uno y redescubra su dulzura… Explícame que debo hacer si cierro los ojos y me inundan los recuerdos que construimos juntas.

Explícame, o no lo hagas, pero déjame decirte que hoy, daría lo que fuera por darte el valor suficiente como para poder hacerte querer seguir queriendo dormir conmigo, por darme el valor suficiente para llamarte y decirte que te necesito.

Igual la vida no es fácil, igual nos pone obstáculos que debemos saltar para llegar a un fin aún más maravilloso pero qué fácil sería tenerte ahí  todos los días, por eso te pediría doce, quince, quizá por eso deba pedirte mil más, o quizá, porque me imagine besándote seis horas antes de besarte, antes de si quiera llegarte a conocer.

 “No soy más que lo que soy” pero por ti  lo intentaría…

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